mi nueva página web

Este es mi antiguo blog visita el nuevo en 36escalones.com

sábado, 14 de marzo de 2015

Latifa, hermosa cruzada

Hola de nuevo, estos días estuve intercambiando opiniones e interpretaciones sobre textos evangélicos. Sí, supongo que pensaréis que no es esta mi habitual forma de llegar a reflexiones, sin embargo el tema me dio que pensar.

Veréis, creo que algunas personas, más que buscar desentrañar las profundas enseñanzas que se puedan esconder en muchos de estos textos, buscan en ellos un asidero conveniente para afianzar aquellas ideas que puedan resultarles cómodas o convenientes.

Esto conduce irremediablemente a que estos textos se conviertan en una excusa para el propio inmovilismo más que en un aliciente para la búsqueda de la propia evolución.
Estimo yo que debiéramos ser humildes y pensar que nuestra interpretación sobre un texto, que por otra parte no deja de ser la interpretación de otra persona sobre lo que algún maestro hizo o dijo, no es exactamente palabra de Dios. Es eso, una interpretación que parte de inicio de nuestra más profunda ignorancia unida a la ignorancia de algunos otros seres humanos. Debiéramos pues plantearnos poner en duda constantemente nuestra visión sobre ellos, sin confundir este ejercicio de autocrítica con la puesta en entredicho de la divinidad misma.

Quizás lo que tenemos que discutir y poner en entredicho continuamente es nuestra limitada capacidad de entendimiento y no pensar que aquello que interpretamos en su momento constituye una verdad absoluta.

Entretanto solo podemos intentar que nuestros juicios sean escasos y cuando debamos emitirlos, lo hagamos desde el corazón.
¿No era exactamente eso lo que pretendía decir Jesús en el siguiente pasaje?

“...Y si para no violar la ley de Moisés un hombre recibe la circuncisión en el día de reposo, ¿por qué estáis enojados conmigo porque sané por completo a un hombre en el día de reposo? No juzguéis por la apariencia, sino juzgad con juicio justo.”
Yo entiendo aquí que Jesús invitaba a que las “leyes” pasaran por el filtro de nuestro corazón. Y como quiera que nuestro corazón dista mucho de ser perfecto ni de estar libre de ego, a cada paso que damos en nuestro camino de evolución, cada vez que dejamos atrás una atadura del ego, debiéramos plantearnos por completo nuestra interpretación de cada una de las líneas que componen dichas escrituras, sin confundir esto con poner en duda la línea misma.

Traigo a colación esto porque, salvando las distancias, cuando he intentado compartir opiniones y diferencias de interpretación sobre alguno de estos textos, me he encontrado con una barrera infranqueable, donde la duda sobre la interpretación era entendida como duda sobre la veracidad del texto y donde los argumentos usados para ejemplificar la posibilidad de ese error de interpretación, eran entendidos como una falta de respeto hacia mi interlocutor.

Como digo, salvando las distancia, que no es mi intención hacer ningún símil entre ambas situaciones, sme vino a la cabeza la cruzada que está llevando a cabo en los colegios franceses con población musulmana, Latifa, la madre de Imad, primera víctima de Mohamed Merah.
Esta mujer está usando su tiempo y su esfuerzo a intentar explicar a los niños musulmanes de esos colegios, que lo que escuchan de la yihad no son verdades inamovibles, sino interpretaciones sesgadas de textos que han pasado por un filtro mental enfermo. Que posiblemente estas personas encontrarían justificación para sus actos en cualquier texto, novela o poema, pues nadie puede entender más allá de lo que ya forma parte de su propia realidad interior.

Me gustaría poner un ejemplo de este juzgar con juicio justo al que me refiero y para ello voy a tomar una sentencia que ningún creyente de ninguna religión pondría en duda.
DIOS ES JUSTO Y MISERICORDIOSO

Esta, convendréis conmigo, es una afirmación compartida por Judíos, Cristianos y Musulmanes.

Yo usaré las enseñanzas de Jesús para analizarla, porque es ahí donde encuentro mi camino de crecimiento, lo que no significa que otros no puedan hallar argumentos de reflexión en otras enseñanzas o textos.
¿Hace referencia esta sentencia a una realidad, o se trata de una adaptación de la deidad a nuestros propios intereses, a fin de que podamos comprenderla y que nos resulte cómoda  y tranquilizadora?

Dejadme que lo explique con la siguiente reflexión.
Hemos creado un Dios a nuestra imagen y semejanza y lo juzgamos como juzgaríamos nuestro entorno o a nosotros mismos, pero si lo pensáis un poco comprenderéis que si perdonas a alguien inocente no eres misericordioso, eres justo, pero si perdonas a un culpable eres misericordioso pero no justo. ¿No lo veis? Cuando creemos en un Dios justo y misericordioso realmente queremos decir que queremos que Dios sea justo con quienes cometieron faltas con nosotros, pero misericordioso con las faltas que cometimos nosotros. No podemos entender a Dios porque lo vemos desde nuestra pequeña realidad separada. Yo creo que Dios es solo misericordia, solo conciencia amorosa.

Usando los textos evangélicos, os invito a reflexionar sobre que quien dice a Pedro: «Envaina la espada, pues quien a hierro mata a hierro muere», fue el mismo que dijo que no venía a juzgar y que no juzgásemos si no queríamos ser juzgado. Así que no debía referirse a la misma justicia a la que solemos referirnos nosotros.

Hay un par de ejemplos en los evangelios que ilustran bien lo que digo, como la parábola del hijo pródigo y la de los viñadores.

La parábola de hijo pródigo es bien conocida por todos, así que no me extenderé explicándola. La de los viñadores ha sido menos usada, así que hago una somera descripción.

Se trata de un viñador que sale a buscar trabajadores para su viña. Contrató una serie de obreros y acordó con ellos el precio de una moneda por el día de trabajo. Pero durante el día, a distintas horas, fue contratando otros obreros. Al final de la jornada comenzó a pagar el salario, comenzando por los últimos contratados, a los que les pagó el salario de un día completo. Por eso cuando llegaron los que fueron contratados primero, estos esperaban recibir más. Pero cada uno de ellos recibió también la paga de un día. Comenzaron a murmurar contra el propietario, a lo que este les dijo: no estoy cometiendo ninguna injusticia con vosotros. ¿No aceptasteis trabajar por esa paga?, si quiero dar al último lo mismo que a vosotros, ¿habéis de ver con malos ojos que yo sea generoso?».

Ilustrativo ¿no?

Creo que lo que Jesús quería decir es que la condición para entrar en el reino no era el resultado de ningún juicio, sino de la libre voluntad del interesado para hacerlo. Creo también que, a través de distintas experiencias vitales, aprendemos sobre otras tantas situaciones personales. Así que creo que la justicia consiste en que el asesino debe experimentar los sentimientos de la víctima y el opresor los del oprimido, de ahí la recomendación "no juzguéis para no ser juzgados". No creo que se refiera al juicio divino sino a la necesidad de experimentar en esta u otra vida las circunstancias y sentimientos que hoy haces vivir a otros. No deberíamos entonces preocuparnos demasiado por la justicia ajena, pues al final todo el mundo terminará entendiendo que lo que golpea a uno hiere a todos.

Sirva pues la presente reflexión como apoyo a la valiente Latifa en su titánica cruzada.
 

2 comentarios:

  1. Buena frase para concluir, estoy de acuerdo en lo que dices respecto al todo, somos un todo y cuando comencemos a entenderlo y actuar en consecuencia el mundo cambiará; aunque se ven cambios importantes desde ya, como el que protagoniza Latifa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias amigo/a por tu comentario. Sí, yo también creo que en medio de tanto drama y fealdad, comienzan a detectarse cambios importantes. De verdad espero y deseo que se multiplique de forma exponencial y en poco tiempo todo esto que estamos viviendo no sea más que un mal recuerdo.

      Eliminar