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domingo, 31 de marzo de 2013

Mente y consciencia


Las tendencias en la investigación en el campo de la física cuántica, parece que últimamente van dirigidas a indagar si el hecho de que todo el universo que conocemos comenzara en una partícula subatómica, es motivo suficiente para que haya conservado las propiedades y características inherentes a ésta.

Tal  vez eso resuelva las incompatibilidades entre la ley de la relatividad y la física cuántica, que traen de cabeza a los investigadores de este campo desde hace décadas. Hay que tener en cuenta que, en la práctica, ambas teorías han demostrado funcionar y sin embargo teóricamente son incompatibles.

Como la respuesta más simple suele ser la más correcta, en la mayoría de los casos, y como además creo que no puede existir incompatibilidad entre leyes que describan el comportamiento de la realidad, yo opto por creer que es bastante más probable que desconozcamos o hayamos confundido los datos, y que existe una vía que une ambas realidades.

Además, me surge la duda de en que momento del big bang, esa partícula que comienza a expandirse, a colapsar y a crear materia, pierde unas propiedades y toma otras con características tan dispares. Me refiero a perder las características de la física cuántica, con su principio de indeterminismo para abrazar la física mecánica, mucho más cómoda para nuestro intelecto.

Así que hoy me hago una pregunta partiendo de la premisa de que estas investigaciones, que intentan unir ambas realidades en una teoría unificada y que conceden al macrocosmos las mismas propiedades que el microcosmos, den resultados positivos.

Hace tiempo que un debate irreconciliable divide a científicos y místicos, básicamente consiste en una pregunta:

¿Reside nuestra consciencia (el observador) en un ente energético independiente del cuerpo, o es fruto de una serie de reacciones  químicas y eléctricas del órgano que rige las funciones corporales, a través de su red de conexiones neuronales, y que llamamos cerebro?.

A mi entender las investigaciones que se están llevando a cabo en el campo de la posible teoría unificada, influye directamente en este dilema, pues si las leyes válidas en la física de partículas rigen también el macrocosmos, toda materia, incluida la red neuronal que compone nuestro cerebro, dependería directamente de la observación y por tanto la consciencia que observa ha de ser irremediablemente independiente y anterior a toda definición de la materia.

Esta posibilidad trae a mi mente varias preguntas:

 ¿Y si realmente no estamos observando la realidad?, ¿y si alguien nos convenció de lo que podíamos o no podíamos observar?.

Siempre he pensado que los milagros consisten en convencer a alguien de que algo es posible, tal vez sólo se trate de desandar el camino que nos condujo a pensar que algo no era posible.

Creo que, cuando alguien ha hecho que relojes parados funcionen a distancia o cucharillas lleguen a doblarse a través del televisor, lo que esa persona ha hecho es convencer a la persona al otro lado del televisor de que eso es posible. A partir de ahí, esa persona comenzará a observar lo que crea que puede observar.

Cuando rezamos a una imagen y ésta obra un milagro, lo que ocurre realmente es que hemos puesto en marcha una contraprogramación a través del rezo o la meditación, y ese proceso de reprogramación convence a nuestra mente de que podemos observar aquello que deseamos observar, y la creencia o la fe obra el milagro.

¿Qué es lo que hacía Jesús?:

Le dice a la samaritana, que le pide por la salud de su hija "Tu fe te ha salvado”.

Cuando el leproso le dice “Señor si quieres puedes”, él contesta “Quiero”.

Cuando Pedro lo ve andar sobre las aguas y le dice “si eres tú mándame que vaya hasta ti”; él le contesta “ven”. Entonces Pedro comienza a andar sobre las aguas, pero luego se asusta empieza a hundirse. Entonces Jesús le dice “¿por qué dudaste?”.

A los discípulos les dice: “Si realmente creyeseis y no albergarais dudas en vuestro corazón todo os sería posible”. O “Si tuvieseis fe como una semilla de mostaza, diríais a esta montaña, muévete de aquí y échate al mar y lo haría”. También les dice “Yo os digo que cosas mayores que estas haréis vosotros”.

Si nos fijamos bien, él no usa elemento alguno, ni imágenes, ni ritos, sólo intenta convencernos de que somos hijos del padre.

Todo hijo hereda las características de sus padres, es parte de él.

El Padre es la consciencia primigenia, creadora y definidora de toda materia.

Nosotros somos partes de esa misma consciencia, ramales del fractal que se reproduce a si mismo.

¿Y si Jesús vino a decirnos que no somos lo que creemos ser, ni tenemos las limitaciones que creemos tener, y los llamados milagros no eran otra cosa que formas de demostrarlo?. ¿No estamos nosotros limitándolo y quitando valor a su mensaje reduciendo su figura a la de un milagrero?.

¿Y si alguien nos convenció de que había cosas imposibles?.

¿Y si luego nosotros hemos transmitido esa creencia a nuestro hijos?.

¿Y si volver a ser niños consiste en retrotraernos al momento en el que aún no habíamos asumido esa imposibilidad?.

¿Que ocurriría si cogiésemos a un niño pequeño y no lo dejásemos levantarse?, ¿si lo convenciéramos de que no puede andar, que es algo absolutamente imposible  para él?. Lo más probable es que ese niño desarrollase una absoluta incapacidad para caminar a pesar de no padecer ninguna limitación que lo justificase.

¿Y si no observamos una realidad mucho más rica y amplia, sin las limitaciones que presuponemos que tiene, sólo porque creemos que no podemos hacerlo?.
 
 

sábado, 23 de marzo de 2013

La meditación, el color y el Boson de Higgs


LO QUE ES ARRIBA COMO LO QUE ES ABAJO,

LO QUE ES ABAJO, COMO LO QUE ES ARRIBA,

PARA HACER EL MILAGRO DE UNA SOLA COSA.

La Ley de correspondencia dice: Que “la parte del todo refleja el todo”.

Estamos formados por un 25% de materia y un 75% de agua y vivimos en un planeta formado por un 25% de materia y un 75% de agua, porque “la parte del todo refleja el todo”.

El átomo es como un sistema solar en miniatura y este reproduce el universo que lo contiene, porque “la parte del todo refleja el todo”.

Según el principio de correspondencia lo que hagas a una parte del todo se reflejará en el todo, por tanto  cámbiate a ti mismo y cambiarás el mundo”.

Los fractales demuestran que “la parte del todo refleja el todo”.

La geometría fractal se inventó para dar explicación a lo que ocurría con la energía y la materia (que no deja de ser un estado de la energía) en el cosmos. Ya que la geometría Euclidiana no conseguía dar una respuesta aceptable y el azar tampoco era una respuesta válida. Pues cuando la energía fluye el caos tiende a un orden donde cada parte se configura en el mismo orden que la parte mayor a la que pertenece y así sucesivamente, creándose de esta forma un sistema de autosemejanza.

¿Como puede el comportamiento fractal del universo ayudarnos a entender la meditación?

Somos energía y nuestra conciencia y actos así como nuestro cuerpo son distintos estados de esta misma energía, que es la misma energía que constituye el resto del universo. Somos literalmente una parte del todo que refleja el todo.

La Meditación son dos cosas fundamentalmente:

Estar presente y fluir.

Ambas cosas en realidad están contenidas en una sola pues no se puede fluir si tu mente interfiere con suposiciones del futuro o recuerdos del pasado. Para fluir hay que no interferir mentalmente, así que meditar es fluir.

En una anterior entrega hice referencia a un experimento con pintura y agua. Pero las manchas blancas y negras solo eran una parte del experimento. Concluida esta parte, seguimos experimentando con distintos colores para comprobar el comportamiento de los distintos tipos de densidades de la energía en el universo.

Con este experimento  hemos podido comprobar varias cosas.

Cuando alguien interfiere mucho manipulando y moviendo los colores para obtener el resultado concreto, los colores responden  de forma inesperada, se mezclan, ensucian y pierden su naturaleza y belleza individual.

Cuando la manipulación es nula o escasa el resultado es más bello, se mezclará de forma armónica sin perder las características de cada color.
 

Del mismo modo, en el camino de la vida los problemas se enquistan cuando intentamos forzar sus direcciones y desenlaces. Pero si, al igual que sucede con la pintura, observamos los acontecimientos como elementos de aprendizaje y nos limitamos a fluir, los acontecimientos empiezan a danzar de forma armónica y cada conflicto lleva aparejado en si mismo su propia solución, porque simplemente esto es así en todo el universo  y nosotros somos parte del mismo y nos armoniza las mismas fuerzas “somos polvo de estrellas”.

En el universo y en la naturaleza siempre hay un elemento que balancea a otro. Porque la danza del universo debe seguir y por tanto no hay materia sin antimateria luz sin oscuridad como no hay conflicto sin solución, porque simplemente la vida y el universo es un juego de equilibrios. Esto es lo que representa la imagen por todos conocida del Yin-Yang donde la mitad blanca contiene la semilla del negro en su interior y la mitad negra contiene el germen del blanco.

Sin embargo hemos comprobado que el yin y el yang no son exactamente como se representa, pues en el juego real de luz oscuridad el blanco irá restando terreno al negro, y por tanto esa misma danza por si sola te llevará a la meta.

En muchas ocasiones cuesta hacer entender la meditación pues cuando intentas explicar que lo que hay que hacer es nada, solo estar y no pensar, la mente empieza a hacer preguntas. ¿Pero que tengo que hacer?, ¿para cambiar mi mente, alguna actuación tendré que llevar a cabo?, “Si no hago nada, ¿cómo voy a conseguir ningún resultado?.

No entendemos en concepto nada. Creemos que sin nuestro pensamiento, desaparecemos. Pero la nada es la esencia del todo.

Es como cuando llevamos bolsos, cadenas, tacones, abalorios y pensamos que sin esas cosas no somos. Pero si las abandonamos entendemos que esas cosas dificultaban nuestro paso y nuestra libertad. Si observamos esto en la naturaleza y la imitamos confiando en que formamos parte de esa armonía, la vida se vuelve fácil.

De lo que debemos librarnos es del peso adicional que no deja desarrollarse al todo.

La mente es materia, es el resultado de procesos eléctricos y químicos de un órgano material llamado cerebro. La consciencia no lo es. La consciencia es anterior a toda materia y pensamiento pues la consciencia es el observador que determina la forma de la energía colapsando su función de onda.

Así que podríamos decir que la consciencia es el origen y el pensamiento la consecuencia.

Me llamó mucho la atención comprender el concepto del Boson de Higgs (el responsable de la creación de la materia).

Lo que hace básicamente, (simplificando muchísimo), es ocupar el espacio formando un campo “campo de Higgs” y dificultar el movimiento de las partículas con masa que interactúan con dicho campo en relación directa con la cantidad de masa que posean. De este modo el fotón ni se entera de que existe, pues no interactúa con él, pero el quark interactúa tanto que crea materia.
Aquí se hace necesaria la aclaración de que este vídeo, que no es mío, lo he rescatado de You tube, se llama Boson de Higgs para tontos, porque es este tipo de explicación la que yo necesito para enterarme de estas cosas.




Así que si observamos el comportamiento de la energía, tenemos los tres grandes principios de toda escuela espiritual

Tenemos la dualidad: Toda partícula cargada y con masa va unida a una partícula con igual masa y carga opuesta.

Tenemos la transformación: Pues solo existe un tipo de energía que modifica sus características dependiendo de su vibración y se transforma en los distintos tipos de energía dependiendo de sus características.

Y tenemos la liberación: Pues las partículas que logren transformarse en tipo de energía sin masa como el fotón, no será obstaculizada y sin embargo cuanta más masa tiene una partícula, más obstáculos encuentra. Hasta convertirse en materia.

Me pregunto si todos los conceptos actuales sobre espiritualidad y ciencia no cambiarían si nos hiciéramos una simple pregunta.  ¿Tienen conciencia las partículas subatómicas?. O tal vez diciéndolo de otra forma ¿podemos afirmar que las partículas subatómicas no tienen conciencia de si mismas?

Mas allá de toda materia ¿somos realmente energía con conciencia?

Se que para quienes se enfrentan a diario a problemas importantes, resulta muy difícil relativizarlos. Pero imaginaos por un momento que somos una partícula subatómica con conciencia que se incorpora a un cuerpo durante un tiempo, para vivir determinada experiencia y lo abandona una vez concluida.

O a lo mejor, resulta más visual el ejemplo de la película Avatar. Si pudiésemos manejar durante un tiempo un avatar con un mecanismo de realidad virtual, durante la experiencia nos creeríamos el propio avatar, pero luego volveríamos a nuestra realidad de conciencia que maneja el Avatar como algo distinto y separado.

Y si pudiésemos estar seguros de que esto es realmente así, ¿veríamos los problemas y vicisitudes de la vida de la misma forma?

 “Tomás logión 27: Si no ayunáis del mundo (toda materia), no hallaréis el reino.”

 

Meditar es fluir

Iluminarse es darse cuenta.

sábado, 16 de marzo de 2013

Dios juega con dados marcados


Decía Albert Einstein que Dios no jugaba a los dados. La física cuántica, con su principio de indeterminismo, sin embargo parece confirmar lo contrario.
El caso es que tanto la ley de la relatividad como el principio de indeterminismo de la  física cuántica han demostrado funcionar en la realidad.
Hoy me gustaría hacer una reflexión sobre el número aureo, la sucesión de Fibonacci y y el color en la estructura de la naturaleza.
Intentaré para ello adentrarme en el tema de la forma más clara posible.
La sucesión de fibonacci, consiste en una sucesión numérica que se construye a base de sumar los dos números inmediatamente anteriores al que deseamos averiguar, así empezamos por el 1 el siguiente sería de nuevo el 1, el inmediatamente posterior sería 2, como suma de los dos 1 anteriores, el siguiente 3 que es la suma de 1 y 2, el siguiente 5 y así sucesivamente:

1-1-2-3-5-8-13-21-34-55 etc.

Esta sucesión numérica posee características muy interesantes.
En primer lugar, está presente en innumerables elementos de la naturaleza: las ramificaciones de algunas especies de hierba, flores, arbustos o árboles, así como la disposición de los piñones en la piña, o de las florecillas que forman las flores compuestas como las margaritas. Y en el cuerpo humano, los huesos que forman el dedo índice de la mano están en la misma proporción que los números 2, 3, 5 y 8.
La proporción que existe entre ellos, es el conocido como número Fi, que es un número irracional representado por la letra griega Φ en honor al escultor griego Fidias:
 
El número áureo surge de la división en dos de un segmento, guardando las siguientes proporciones: La longitud total a+b guarda una proporción con el segmento más lago a, que es igual a la proporción que guarda el segmento más largo a es al segmento más corto b. Esta proporción se consigue dividiendo a+b entre el número Φ. Tendríamos así que si el segmento a+b mide 13 lo dividiríamos entre 1,618, y de esta forma a mediría 8,04 y b 4,96.
Podemos encontrar la divina proporción en la naturaleza, en la relación entre la altura de una persona y la altura de su ombligo, o en las proporciones del cuerpo de muchos animales.
Esta proporción está representada en el hombre del vitruvio, en las grandes obras tanto pictóricas como arquitectónicas de los grandes maestros, que de esta forma quisieron emular la perfección presente en la naturaleza.
Otra característica que podemos encontrar en este número irracional, es que si usamos el número de oro para dividir un rectángulo que ya posea estas proporciones,  obtendremos un cuadrado y un rectángulo que tendrá las mismas proporciones y así podemos ir dividiendo sucesivamente el rectángulo resultante obteniendo cada vez un cuadrado y un rectángulo con dichas proporciones.
Hecho esto, si unimos las intersecciones de los distintos rectángulos obtendremos una espiral.
Esta no es una espiral cualquiera, es la espiral presente en la distribución de las pipas en una flor de girasol, es la espiral de las caracolas, la espiral que dibuja el agua al irse por un sumidero o en la distribución de estrellas en la formación de las galaxias. 
Y porqué estoy explicando todo esto. Pues veréis, porque la sucesión de Fibonacci posee también propiedades matemáticas interesantes. Una de ellas, apuntada por el astrónomo Johannes Kepler es la siguiente: si vamos dividiendo entre ellos números de Fibonacci consecutivos cada vez mayores, su cociente se acerca al valor 1.618033...
De esta forma tenemos que:

Y esto enlaza de algún modo con otra experiencia en cuanto al funcionamiento de la naturaleza, que a mi personalmente me parece que escenifica la perfección natural del universo que habitamos. Tan complejo y bellamente simple al mismo tiempo.
Porque digo que complejo y simple al mismo tiempo, pues porque es indudable que la perfección y complejidad del universo es difícilmente imitable, y sin embargo sus fundamentos parten de las realidades más simples.
¿Que es el universo sino energía electromagnética?.
Según Maxwel, la propia luz no es otra cosa que una perturbación electromagnética.
¿Y que es el color?. Realmente el color no existe, o dicho de otra forma, no es más que una percepción visual que se genera en el cerebro, al interpretar las señales nerviosas que le envían los fotorreceptores de la retina del ojo, y que a su vez interpretan y distinguen las distintas longitudes de onda que captan de la parte visible del espectro electromagnético.
Así los cuerpos iluminados absorben parte de las ondas electromagnéticas y reflejan otras, de acuerdo con la longitud de onda que tenga la luz que le llegue.
Esta capacidad de absorber y reflejar la luz, está relacionada directamente con la densidad del material que reflecte.
Así sucederá que si en una sustancia, material o tejido, los átomos que la componen tiene una vibración  muy rápida, ejercerán un efecto tipo espejo y reflejará toda la luz, y observaremos el color blanco.
Si  por el contrario la vibración de los átomos que componen el material es muy baja, quedarán muchos huecos por donde el tejido o el material absorberá toda la luz, y observaremos el negro.
Cada vibración creará una densidad determinada que absorberá una longitud de ondas y reflejará otras. De esta forma podremos observar todos los colores del espectro visible.
La pintura es una sustancia con una densidad determinada para absorber y reflejar determinada longitud de onda de la luz.
¿Podemos pues comprobar con el comportamiento de los colores, las características de las diferencias de vibración de la energía?.
A continuación voy a describir una experiencia realizada por mi misma.

Experiencia de óleo sobre agua
Os invito ha probar. Es realmente didáctico. Es una forma muy visual de ver como funciona el universo, como funcionan nuestros pensamientos y como interrelacionan entre si.
“Coged un barreño de agua con un poco de gelatina neutra (en proporción de dos láminas por cada litro de agua), luego diluir un poco de óleo negro en un bote con tres partes de aguarrás puro por una de aceite de linaza hasta formar un liquido un poco consistente. En otro bote haced lo mismo con pintura al óleo blanca, luego podéis jugar echando gotas de estas soluciones sobre el agua con gelatina y veréis lo que pasa:
Por ejemplo veréis que si echáis una gota de blanco en primer lugar se expandirá por todo el barreño, pero lo mismo ocurrirá si echáis una gota de negro en primer lugar, sin embargo. Si echáis una gota de negro dentro de la mancha blanca, esta no dejará expandirse al negro. En cambio, si lo que echáis es una gota blanca dentro de la mancha negra veréis como poco a poco el blanco se va expandiendo hasta arrinconar por completo al negro y convertirlo en meras tirillas que rodean al blanco.
Se pueden hacer muchas pruebas de este tipo, de hecho podéis ir poniendo una gota de negro sobre blanco  y luego una gota dentro de la gota negra, intercalando ambos colores uno dentro de otro.

 






La primera imagen muestra el resultado de la primera mancha blanca y la primera mancha negra sobre el agua, en ella se puede observar como la mancha blanca comienza a cogerle terreno a la negra. La segunda imagen muestra el resultado de poner el blanco sobre el negro y el negro sobre el blanco,, en ella podemos observar la diferencia de comportamiento entre el blanco y el negro. La tercera imagen es la misma que la segunda un minuto más tarde, en ella podemos ver como el blanco sigue expandiéndose mientras el negro no se ha movido.

Quizás sigáis preguntándoos que relación existe entre la sucesión de Fibonacci y el comportamiento de la luz y su relación con el color.
Pues si lo pensáis es realmente muy simple. Tanto uno como otro nos están hablando del orden subyacente en la naturaleza.
Y en ambos casos podemos comprobar algo muy curioso. En el caso de la sucesión de Fibonacci, cuanto más ascendemos en la numeración a la hora de dividir un número entre su inmediato anterior, el resultado será más perfecto y se acercará más al número aureo, a la proporción divina.
En el color, vemos que el blanco y el negro no están exactamente en igualdad de condiciones, de hecho, cuanto más experimentemos y más porciones de negro y de blanco pongamos en el barreño, más terreno terminará cogiendo el blanco y más arrinconado terminará el negro.
Si pensamos que el blanco es el producto de la reflexión de la luz en un material cuyos átomos tienen una vibración más alta y atendemos a las distintas sabidurías que nos cuentan que son los sentimientos más nobles (amor, compasión, generosidad, alegría) los que hacen vibrar la energía que forma nuestra conciencia a más altas frecuencias.
Entonces podemos concluir que igual que el blanco tiene mayor poder que el negro y la luz que la oscuridad, tiene mayor poder la energía de más alta vibración. ¿Podemos entonces concluir que una buena intención tiene más poder que una intención de una vibración más baja y densa?.
Una masa crítica suficiente, que crean de verdad que pueden cambiar la realidad, ¿pueden eclipsar a una mayoría pesimista e incluso a una masa crítica corrupta?.
Por mi parte, permitidme llegar a una conclusión simple y esperanzadora. Creo que estamos condenados a vencer y no puede ser de otra forma.
Si nuestra conciencia puede modificar la vibración de nuestra energía, es nuestra conciencia la que decide que tipo de energía somos y cuanta luz hay en nosotros. Sin embargo, y aquí entran los ejemplos anteriores tanto de la sucesión de Fibonacci como del comportamiento del color,  en cada salto, habrá un poco más de luz en la mezcla, que nos ayudará a incrementarla en la siguiente vuelta.
Así que Dios si juega a los dados, pero con dados trucados.
Y la conclusión evidente es que si nuestro destino en este universo es encontrar la luz, estamos irrevocablemente destinados a llegar a la meta.
Si en algún momento pareciera que esto no es así, no importa, solo hay que darle tiempo.

Mateo 6, 22-23.—La lámpara  del cuerpo es tu ojo, así que si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso. Pero si tu ojo estuviese enfermo, todo tu cuerpo será tenebroso, pues si la luz que hay en ti son tinieblas ¿que tales serán las tinieblas?.

sábado, 9 de marzo de 2013

¿En que consiste la verdad objetiva?



Comenzaré diciendo que bajo mi punto de vista nuestra visión de la realidad está condicionada por dos grandes influencias.

Nuestra interpretación sobre las realidades visibles e invisibles.

¿Cual es nuestra realidad visible?

Tendremos que partir de la base de que somos los protagonistas de nuestra propia realidad. Por tanto tendemos a dar mayor importancia y veracidad a aquello que hayamos visto nosotros mismos, aunque hayamos tenido una visión incompleta o sesgada del hecho, que a aquello que otros nos cuenten que han visto.

Sin embargo, para diseñar esa realidad visible, disponemos de un cerebro que da prioridad a lo útil sobre lo objetivo.

Además la realidad visible nos engaña continuamente, pues si nos guiamos por la mera observación visual, el sol gira alrededor de la tierra. Un lápiz se dobla al entrar en un vaso de agua y se vuelve a arreglar mágicamente  al salir.

Un ejemplo no menos apasionante, lo protagoniza el cielo que podemos observar cada noche. Un cielo que probablemente nunca fue como  lo vemos, y por supuesto no lo es ahora ni lo será nunca. Es fácil llegar a esta conclusión si nos paramos a pensar en las distancias siderales. Pues si una estrella que está a 100.000 años luz se ha apagado, nosotros no lo notaremos en los próximos 100.000 años, y si otra ha nacido a 20.000 años luz, tardaremos ese tiempo en poder darle la bienvenida. Así que en el dibujo de nuestro cielo, hay estrellas que no vemos y vemos estrellas que murieron hace miles de años.

Por otro lado, aunque nuestro cerebro no pretendiera engañarnos, tampoco dispone de datos para mostrarnos una realidad muy completa, pues las herramientas de las que dispone resultan altamente deficientes.

Para poner un ejemplo que resulte esclarecedor podemos comparar nuestra herramienta (los ojos), con la de algún otro ser vivo.

El órgano visual del que nos dotó la naturaleza para poder observar la realidad, se reduce a dos ojos. Ambos dirigidos a una sola dirección, con posibilidad de enfocar de una vez sólo a un nivel (cerca, medio o lejos) y con solo 3 tipos de conos, que nos muestran una variedad cromática descompuesta a partir de tres colores primarios.

La compararemos con el órgano visual de un animal como el camarón mantis, que dispone de dos ojos independientes, situados cada uno sobre una antena direccionable. Cada ojo además está dividido en tres partes para poder enfocar  a tres niveles a la vez (cerca, media distancia y lejos). Además hay que añadir que sus ojos disponen de 12 tipos de conos para mostrar una amplia variedad cromática, en la que estarían incluidos el infrarojo, el ultravioleta, así como un amplio abanico de matices intermedios, invisible por completo a nuestros ojos.

Podemos suponer entonces que nuestra realidad indudablemente debe parecerse muy poco a la suya.

¿Cual de ellas habríamos de tener por más real?

¿Y la realidad invisible?

Aquí estaríamos refiriéndonos a aquella realidad regida por la Ley de resonancia.

Todo lo que es, es energía y esta se siente atraída por el mismo tipo de energía o la energía que vibre en su misma frecuencia.

Para explicar esto observaremos el comportamiento de la resonancia en los instrumentos musicales.

Si colocamos en una sala veinte violines, y afinamos  los violines en distintas frecuencias o notas en grupos de cinco. Cuando luego tomemos un violín de alguno de los grupos y lo toquemos, los violines pertenecientes al mismo grupo comenzarán a vibrar, pero no los demás. Así sucederá con cada uno de los violines, que arrastrará en la vibración a los que resuenen en la misma nota.

Para finalizar tenemos que pensar que conocer, lo que se dice conocer, conocemos algo de la realidad de nuestra familia y nuestros vecinos, e incluso seguramente hasta esta información puede resultar bastante incompleta y sesgada.

No podemos olvidar, que dos personas que son testigos a la vez del mismo acontecimiento pueden relatarnos historias muy distintas dependiendo de lo que exista a priori dentro de su mente. Imaginen por ejemplo un militar jubilado y un hippie relatando un desfile militar. Seguramente tendríamos la sensación de que han estado en lugares distintos. Eso se debe a que cada persona construye la realidad que le rodea  a partir de sus propias creencias, retendrá cada detalle que confirme su punto de vista y desechará aquello que: o no entienda o simplemente su cerebro considere inútil o incómodo.

Si a eso añadimos que de lo que ocurre fuera de nuestro entorno creemos saber algo por lo que nos cuentan medios de comunicación, sujetos a intereses y que pueden mentirnos, ocultarnos información o contarnos noticias de forma sesgada. Y que demás nosotros completaremos dicha información según lo que a nuestro cerebro, diseñado para hacer justamente eso, le resulte más cómodo, estaremos completando un puzzle de muy difícil solución.

A estas alturas, y si somos capaces de objetivizar  nuestras opiniones, supongo que estaremos preguntándonos que es la realidad y si nosotros somos capaces de comprenderla. Y desde luego muchos de vosotros, al menos aquellos que podáis sincronizar vuestra realidad con la mía, os estaréis planteando que es cuestión arriesgada esa de afirmar que se conoce la verdad, pues pareciera que existen tantas verdades como mentes intentando descifrarla.

A partir de ahora, voy a dar una vuelta más de tuerca y me voy a meter de cabeza en el terreno de la elucubración más arriesgada. Consciente, no obstante, de que en este tema, todo lo es en cierto modo.

Recuerdo un viaje a Egipto, justo en el momentoen el que nos disponíamos a tomar el autobús que nos llevaría hasta el Monasterio de Santa Catalina, para desde ese punto disponernos a escalar el Sinaí. El Doctor Jiménez del Oso que nos acompañaba en aquel viaje a Egipto, aquel día decidió, según sus propias palabras, que tal vez si se reencarnaba en camello se decidiría a subir aquella montaña, pero que ese día desde luego no lo haría. Medio en broma medio en serio nos comentaba “Cuando subo a sitios así, aparecen luces y artefactos raros”.

Saco a colación esta anécdota para plantear algo, que me consta que muchos investigadores de las más diversas teorías, disciplinas o ciencias ya han observado, pero que no se si alguno ha logrado averiguar el motivo de esta más que curiosa circunstancia.

Entre los investigadores del misterio y lo heterodoxo es bien conocido el hecho de que en demasiadas ocasiones, los fenómenos parecen ir unidos a determinados individuos.

Me refiero al hecho de que en presencia de determinados individuos, se dan fenómenos de tipo paranormal que parecen no reproducirse cuando este no está. La inclusión de registros de voces inexplicadas, las llamadas psicofonías, también son fenómenos que parecen darse con una mucha mayor frecuencia a determinados individuos.

En relación a esto, se ha especulado mucho con la posibilidad de que la mente del observador, de algún modo, sea la causante del fenómeno o al menos influya en el mismo.

Asimismo tampoco podemos olvidar que estos mismos fenómenos suelen ser esquivos a la observación de mentes escépticas.

Esto se puede despachar rápidamente con un “el testigo miente o inventa”, pero la gran casuística y el gran número de personas convencidas de la veracidad del fenómeno, aconsejan un poco de cautela a la hora de despachar el fenómeno por la vía rápida.

Leí  en un estudio sobre el desarrollo de la teoría M, algo que me pareció muy interesante. Intentaré explicarlo someramente: Venía a decir que el microscopio de efecto túnel, por el que recibieron el Nóbel de Física  los científicos Gerd Binning y Heinrich Rohrer, y gracias al cual se pueden manipular átomos de forma individual, es posible gracias al principio de incertidumbre. Esto se debe a que el microscopio en cuestión consiste en una sonda, que a semejanza de una aguja de fonógrafo que explora un disco, pero con una punta tan aguda que consiste en un solo átomo, va pasando lentamente sobre el material a analizar. Una pequeña carga eléctrica se coloca en la sonda y una corriente fluye desde la sonda, a través del material, hasta la superficie que hay debajo. Cuando la sonda pasa sobre un átomo individual la cantidad de corriente varía y las variaciones son registradas. Sin embargo los electrones normalmente no tienen energía suficiente para pasar de la sonda, a través de la sustancia a la superficie subyacente; y es aquí donde entra el principio de incertidumbre, pues gracias a él, parece que hay una pequeña probabilidad de que los electrones en la corriente tuneleen o penetren en la barrera, incluso si esto está prohibido por la teoría newtoniana. Así la corriente que fluye a través de la sonda es sensible a minúsculos efectos cuánticos en el material. (“La física de lo imposible” de Michio Kaku, pags. 45 y 46).

Tal vez la comparación pueda parecer terriblemente simplista, pero a modo de ejemplo creo que puede servir. A ver, a mi lo anterior me suena a “el hombre no puede andar sobre el agua, pero debido a que existe una pequeña probabilidad, a veces puede suceder, incluso si esto está prohibido por las leyes de la física.

Pero yo me pregunto, ¿si sucede es que es posible? ¿o no es así?.

¿Y si el motivo de que algo no sea posible es justamente que el observador así lo cree?

¿Y si tuviésemos que buscar la respuesta a todas estas preguntas de nuevo en la confluencia de la realidad visible con la invisible, en lugar de en su divergencia?

Somos energía y nuestra mente es energía, hasta ahí podemos estar de acuerdo.

Pero, ¿quién es el observador?

Pues dado que somos energía y observamos, ¿podemos influir en la realidad visible del mismo modo que parece que sucede en la invisible?

¿Dónde está la diferencia entre ambas realidades?

¿Y si lo que ocurre realmente no es que la observación colapsa la función de onda y determina la posición?.

¿Y si lo que ocurre es que existen todas las posibilidades en multitud de universos superpuestos?. Como diversas hojas de papel cebolla que al mirarlas todas juntas nos mostrase una figura formada por la totalidad de las opciones.

¿Y si lo que estuviésemos haciendo al observar es decidirnos por uno de ellos?. Como si cogiéramos una de las hojas y las separásemos del montón. Ahora nuestra realidad se habría delimitado a la fracción impresa en esa hoja. El resto existe, pero nuestra consciencia ha decidido experimentar una y por tanto el resto nos permanece oculto, ya no forma parte de nuestra realidad y no podemos observarlo.

Entonces lo que nosotros creemos posible o imposible, influiría directamente en la realidad que experimentamos. Y aunque todas las demás opciones existan en distintos universos, algunas las podríamos experimentar en posteriores ocasiones. Sin embargo aquellas que no entran en nuestra concepción de lo posible, simplemente no podríamos medirlas nunca, pues nuestra conciencia no las escogería jamás.

Todo esto, obviamente entra en el terreno de la más pura especulación.

Pero ¿sería esto compatible con todas las circunstancias que se han planteado anteriormente?.

De este modo sería más que posible la convivencia de realidades tan heterogéneas y encontradas entre si.

Y si damos una vuelta más de tuerca y pensamos que nuestros sentimientos actúan sobre la vibración de nuestra energía, convirtiéndonos en una especie de imán. De tal forma que ejerciéramos una atracción sobre aquellas circunstancias que ocupasen nuestra mente. Como si, usando el símil anterior, la hoja en la que está dibujada dicha opción, fuese el polo contrario del imán.

Por eso se ha dicho, de una u otra forma, en multitud de creencias y opciones filosóficas: el universo no comprende la negación, si piensas “no quiero enfermar”, él traducirá “enfermar”.

Simplemente estaríamos dibujando una imagen mental y esta sería la de la enfermedad.

-- Decía Teresa de Calcuta “no me invitéis a una marcha en contra de la guerra, no iré”, “invítenme ustedes a una marcha por la paz”.

Llegados a este punto, y entendiendo que no existe una realidad objetiva, sino más bien distintas respuestas a cada una de nuestras posibles realidades internas.

¿No resultaría mejor opción entonces, creer una versión optimista de la misma, e ir modelando nuestra realidad en base a ella, que poner velas al falso Dios de la objetividad, como consuelo para una realidad cimentada en el fatalismo?
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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domingo, 3 de marzo de 2013

¿Existe el libre albeldrío?

Imaginemos un escenario como el que plantea la película Matrix. Escenario que por otra parte supongo que no dista mucho de la realidad, en el sentido de que vivimos en una realidad social creada por unos cuantos para controlar y alimentarse del resto.

Entiendo como libre albedrío la capacidad de decisión sin mediar control o interferencia alguna.

Bajo esta premisa, las decisiones de alguien a quien pudiésemos considerar verdaderamente libre no podrían ser predichas de forma alguna.

Si analizamos el comportamiento animal descubriremos que no hay libre albedrío en él. Los animales reaccionarán, siempre, atendiendo a motivaciones de supervivencia y lucha por el control.

En cuanto al ser humano, podríamos añadir otras motivaciones de tipo social que tienen que ver con la vanidad, el deseo de atención o la acumulación de bienes.

Un programa informático podría realizar un análisis y anticipar las reacciones y decisiones de cada hombre, mujer o niño de este mundo.

Ya sé que esto aún no es una realidad objetiva, pues parece que la inteligencia artificial está en pañales, o tal vez no.

Sin embargo no puedo resistirme a la tentación de elucubrar, como hiciera Descartes, sobre la posibilidad de la existencia de un genio malvado o una civilización súper avanzada  que engañe nuestros sentidos y que disponga de tecnología vedada aún al resto de la sociedad.

En cualquier caso, lo cierto es que la ecuación existe y ya sea con análisis artificial o humano, lo cierto es que resulta absolutamente factible.

¿Se podrían entonces definir como libre albedrío las decisiones tomadas bajo estas premisas?

A modo de  ejemplo:

Ya comentamos que se estaba planteando en la comunidad científica, que las leyes de la física cuántica podría regir también el comportamiento del macrocosmos. Lo que equivaldría a la conocida y milenaria sentencia planteada por muchas corrientes espirituales “Así como es arriba es abajo” “el macrocosmos como el microcosmos”.

En ese caso, tendríamos una realidad en la que no interviene el azar. Sería una realidad donde se contendrían todas las posibilidades, y sería por tanto nuestra observación la que definiría la opción que vamos a experimentar como parte de nuestra realidad.

O como plantea la teoría de universos paralelos, todas las opciones se estarían dando y nosotros solo estaríamos eligiendo cual experimentar.

De cualquier modo si hay una realidad a la que nosotros damos forma, obviamente también es una realidad manipulable. Pues para manipular la realidad solo habría que manipular la mente de quienes la crean.

Concluiríamos pues, que si es posible crear una ecuación que sea capaz de medir y prever dichas reacciones, se podría igualmente crear otra ecuación para controlarlas.

Imaginemos  que hacemos un estudio,  tipo gran hermano, donde vamos a descubrir como reaccionan los concursantes ante cada provocación. También vamos a comprobar como cada uno de los actos que usemos para provocar a los participantes, van además a definir la opinión de quienes votan desde casa y deciden quien se queda y quien sale del concurso.

Tendremos una batería de variantes con la que, si tuviésemos la tecnología necesaria,  podríamos diseñar un programa informático de control de masas.

De este modo, cada vez que deseáramos una reacción determinada, solo deberíamos usar ese programa para definir las acciones necesarias y obtendríamos sin duda la “acción-reacción” que buscamos.

Aunque está opción de la informática no fuese viable en estos momentos, dispondríamos de la más tradicional opción de estudio de comportamiento y diseño de estrategias  a la antigua usanza.

Solo restaría entonces, usar los medios de difusión de la información, para hacer llegar los datos deseados al público general.

De esa forma seguiríamos alimentando el sistema mientras éste nos hace creer que somos libres de hacerlo o no y si me apuras incluso de indignarnos.

Así que de vuelta a la pregunta del principio ¿existe el libre albedrío?, a resultas de este análisis habría que concluir que no.

Sin embargo, cada sistema dispone de su propia anomalía.

Y ¿donde se encuentra la anomalía en un sistema de control?

En EL AMOR, y lo pongo así con mayúsculas porque no me refiero al enamoramiento, ni al cortejo. Me refiero AL AMOR incondicional a aquel que puede derrumbar cada elemento de la ecuación.

El que desprecia su supervivencia, valorando una vida ajena por encima de la propia.

Ese tipo de amor es el único que puede tomar decisiones que no pueden ser previstas, controladas ni dirigidas, pues no pueden ser comprendidas por ningún programa. Tampoco por quienes estudiarían las formas de control, pues no se puede comprender lo que ya no forma parte de ti, y si ese tipo de amor forma parte de tu interior no formarás parte de ningún diseño de control.

Como el aceite y el agua, son dos opciones que no pueden mezclarse.

EL AMOR es ilógico, absolutamente original en sus reacciones y decisiones desafiando toda ley natural.

EL AMOR es la variante que el programa no puede balancear.

Por eso, en la película Mátrix Reload, Neo consigue salir del círculo  de la ecuación que se balanceaba a si misma. Por eso cuando Neo toma la decisión menos previsible guiado por EL AMOR, el Arquitecto le dice “El amor y la esperanza, vuestra mayor fuerza y vuestra mayor debilidad”.

No me resigno aquí a incluir una nueva variante que en mi opinión aporta un elemento más de interés al tema. En una entrega anterior, hice asimismo referencia a una nueva noticia científica, al menos para mí, que me llamó poderosamente la atención.

La noticia en cuestión se refería a la posibilidad de que los numerosos tipos de partículas de energía no fuesen tales, sino más bien un solo tipo de partícula que transmutase sus propiedades hasta definirse con unas características u otras, dependiendo de la frecuencia de vibración que alcanzase.

¿Acaso todos los que hayáis frecuentado de algún modo algún tipo de oración o meditación, yoga o trabajo espiritual, no habéis escuchado que de este modo podéis elevar vuestra vibración a una frecuencia más alta y transmutar vuestra realidad?. ¿No somos energía?

Por último, parece que cada partícula cargada o con masa  tiene que ir irremediablemente unida a su antipartícula, así un electrón irá junto a un protón, pero no así el fotón que no lleva carga ni masa y no tiene contrario.

Cuando el Budismo, el Cristianismo y otras muchas corrientes espirituales hablan de trascender la dualidad o de hacer de dos uno, ¿están diciéndonos que provoquemos este tipo de reacción a través de una alquimia interior?. Alguien que avance en este camino, ¿no decimos que tiene más luz? y, ¿no son los fotones las partículas que componen la luz?. Por último, según la Ley de la relatividad, a la velocidad de la luz no existe el tiempo. ¿Podríamos decir entonces que la luz está libre del tiempo?

EL AMOR nos eleva a la más alta vibración interior.

EL AMOR siempre ha sido la condición para el libre albedrío.

Por eso Jesús decía que los hijos del reino se conocían porque eran como el viento, puedes oírlo, pero no sabes de donde viene ni hacia donde va.

La Cabalá dice que hay 125 escalones para llegar al creador, que es lo mismo que  ser libre de la realidad ilusoria. Yo creo que esos 125 escalones pueden ser reemplazados por uno, pero este escalón solo es posible subirlo volando y para ello no se pueden llevar piedras en los bolsillos.

“El AMOR es la piedra que los constructores desecharon y que vino a ser piedra angular”.