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martes, 25 de junio de 2013

El sonido como diseñador de nuestra naturaleza

 

Esta semana conocía una curiosa circunstancia que tiene que ver con la Ley de resonancia y que no me resisto a intentar analizar desde la perspectiva de la confluencia entre espiritualidad y ciencia de la energía, en la que he venido analizando distintas vertientes de esta realidad que vivimos.

La noticia en cuestión que llamó mi atención tiene que ver con las curiosas decisiones tomadas sobre algo tan extraño como la norma en la afinación musical y la no menos curiosa personalidad de los individuos que aparecen detrás de esas decisiones.

Pero vayamos por parte:

Al parecer la afinación de los instrumentos es algo totalmente relativo, en definitiva se trata de una convención o directriz que se acuerda seguir por todos.

Cuando no había aparatos de medición para afinar dichos instrumentos, era corriente usar las campanas de las catedrales para dicho menester. Es algo bastante conocido, que los maestros canteros usaron medidas y proporciones muy concretas para el diseño y la construcción de las catedrales góticas. Estas proporciones, conocidas como la proporción áurea o el número de Dios, tenían una finalidad muy concreta y era conseguir una determinada resonancia dentro del templo, una resonancia que facilitara un determinado estado de conciencia entre los muros de dichas construcciones. En definitiva y usando el lenguaje de la física de partículas, un determinado nivel de vibración que consiguiera, tal vez, una modificación del estado de la energía contenido dentro de aquellos muros.

Continuando con la descripción de los acontecimientos, al parecer es Giuseppe Verdi, quien en 1884, solicita a la Comisión encargada de estos menesteres, que se establezca como medida para afinar los 432 Hz en "la", para normalizar la tradición que era seguida mayoritariamente, gracias a las ya mencionadas campanas de las catedrales.

Hasta aquí la cosa parece tener mucha lógica, sobre todo si tenemos en cuenta que esos 432 Hz, sintonizan con los ritmos de nuestro organismo, con los latidos del corazón y con los ritmos del universo. De hecho fue Pitágoras el primero en descubrir que todo debe tener un tono y mucho más recientemente, fue Schumann quien descubrió el tono en el que resuena el planeta Tierra y lo colocó en los 8 Hz que es un tono completamente armónico con los 432 Hz, de los que hablamos.

La cosa empieza a sonar un poco extraña cuando, siguiendo el curso de los acontecimientos, llegamos hasta 1910, y descubrimos que alguien empieza a hablar de cambiar ese estándar. Ese alguien era un miembro de la fundación Rockefeller. Pero sería algo más tarde, en la época de la Alemania nazi, en 1930, cuando se pondría más énfasis en una cifra, esa cifra, que es la normalizada actualmente, es la de 440 Hz. El promotor de este cambio fue Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda Nazi, que consiguió un estándar no oficial, hasta que en 1953 la ISO aprobó por fin, que un "la" tiene 440 Hz.

Y ¿cual es la diferencia entre estas dos cifras?, pues al parecer esta última cifra corresponde con el tono que podemos escuchar al descolgar un teléfono fijo. Imagino que resulta bastante gráfico comparar el sonido de la campana de una catedral gótica con el tono de llamada de un teléfono fijo.

Todo esto que acabo de contar puede parecer anecdótico, si no fuera porque los recientes descubrimientos en la física de partículas vienen a poner nombre a lo que, de algún modo, ya se conocía por muchas culturas.

En la China de Confucio, los Emperadores disponían de una legión de funcionarios que enviaban, pertrechados con diapasones, con el cometido de chequear y afinar todos los instrumentos del imperio. Estaban completamente convencidos del poder de la música y de su armonía en las emociones del ser humano, y obviamente esta influencia podía ser para bien, si existía una armonía o para mal si los sonidos eran disonantes.

De hecho, cuando una soprano consigue romper un cristal con su voz, lo que hace es conseguir una frecuencia que resuena con la frecuencia del cristal.

Por otra parte, si bien todo emite un sonido y una vibración, si hay algo verdaderamente reactivo al sonido, eso es el agua, y nosotros somos agua en un 70%.

Si a eso añadimos que en los últimos tiempos se están usando distintas frecuencias de sonidos como armas, ya sea a nivel de ejércitos o a un nivel mucho más doméstico, con los insecticidas por infrasonidos, imagino que empezamos a intuir que el asunto tiene su importancia.

Y aquí es donde enlazamos de lleno con la energía y su comportamiento y transformación, pues si como parece, y hemos analizado con anterioridad basándonos en los estudios de los físicos más eminentes, solo existe un tipo de energía.

Si la energía modifica sus características dependiendo de su vibración.

Si además esta energía se transforma en los distintos tipos de partículas energéticas dependiendo de sus características.

Si, por ende, las partículas que logren transformarse en tipo de energía sin masa como el fotón, no son obstaculizadas en su deambular por el campo de Higs, mientras que, cuanta más masa tiene una partícula, más obstáculos encuentra en ese deambular, hasta terminar convirtiéndose en materia.

Y por último, si llegamos a la conclusión de que además es nuestra conciencia la que puede modificar la vibración de nuestra energía y en consecuencia la que decide que tipo de energía somos y cuanta luz hay en nosotros.

Entonces, tal vez podamos entender porqué se usan sonidos de tambores en ceremonias sagradas en distintas tribus, o porqué se usan mantras y sonidos con determinada armonía, resonantes con los latidos del corazón o con los sonidos del agua, o del viento, o de las esferas, en meditaciones. O porqué la resonancia de un templo puede facilitar la contemplación o la meditación.

Y es aquí donde yo me pregunto ¿qué interés podían tener personajes como Rockefeller y Goebbels para perseguir el cambió del tono para realizar la afinación de los instrumentos musicales?

¿Nos está alejando este nuevo sonido modificado de nuestra naturaleza, de la energía más elevada y de la conciencia universal?.
 
 
 
Felices vacaciones y hasta la vuelta

jueves, 13 de junio de 2013

¿Casas encantadas o ventanas en el espacio-tiempo?


Esta semana me hacía la siguiente reflexión:

Si analizamos el proceso de formación de la materia, podremos observar que es difícil delimitar en compartimentos estancos la energía y su comportamiento y la materia y el suyo.

Me explico, la energía va uniéndose y cambiando sus propiedades, modificando su vibración hasta hacer posible las partículas que terminarán formando parte de todo mundo material que conocemos.

Pero, ¿en qué momento exacto del proceso, la energía deja de ser tal y regirse por sus propias reglas para adoptar el comportamiento inherente a unas reglas tan distintas a las que hasta ese momento habían sido las suyas propias?.

De hecho, me pregunto, ¿de verdad alguna vez se produce esa división tajante?.

¿Y si esa división total nunca se produjese, o al menos fuese mucho más gradual de lo que nosotros lo percibimos?

¿Podemos analizar algunos fenómenos, hasta ahora del terreno de lo más heterodoxo, desde el prismas de zonas de injerencia entre ambas realidades no comprendidas ni observadas aún por nuestra humanidad?.

Imaginemos la realidad en la que vivimos, intentando dar cabida a conceptos como indeterminismo y universos paralelos.

En un universo en donde el comportamiento de nuestra realidad, y el  de la energía no estuviesen delimitadas en compartimentos estancos ¿tendrían explicación fenómenos como la bilocación, percepción extrasensorial o transcendencia temporal, modificación de la realidad o milagros?  ¿y los lugares encantados donde se observan de forma reiterativa alguna escena o la imagen de alguna persona con la que sin embargo no es posible interactuar?.

Me doy perfecta cuenta de que la empresa es ambiciosa y arriesgada. Tampoco pretendo desvelar todos los misterios del universo, pero podemos intentar analizar algunos de estas manifestaciones desde un nuevo punto de vista, y quien sabe, tal vez logremos entender mejor esa parte de la realidad.

Sé que los supuestos que he mencionado provocarán el escepticismo de muchos, y habrá quienes no consideren seria ni  siquiera la posibilidad de hacerse preguntas al respecto.

Tengo que comenzar diciendo que yo parto de la base  de que algo que se repite en el espacio y en el tiempo, a lo que distintas culturas llaman de forma distinta pero que describen de forma tan similar, no puede ser despachado con un son simples alucinaciones, superchería, o mentiras sin más.

Así que dejando claro que a mí al menos estas circunstancias me resultan motivo suficiente como para hacerme preguntas e intentar solucionarlas, intentaré a continuación, poner por escrito el resultado de estas disertaciones:

En primer lugar, hay que tener en cuenta que todos esos fenómenos suelen tener algo en común, que es el estado mental de quien los provoca o experimenta y el estado energético del lugar donde se producen.

Parece ser, según los muy diversos testimonio, que los lugares donde suelen darse fenómenos de apariciones, suelen ser lugares marcados de algún modo, bien sea por acontecimientos de un orden marcadamente emocional, por corrientes de aguas, sitios donde se han producido cultos en distintas creencias, en definitiva lugares de poder, o dicho de una forma más mundana, lugares cuyas circunstancias hayan podido modificar su campo electromagnético. Por otro lado las personas que viven o provocan una buena parte de estos fenómenos, son también personas que debido a la meditación, la contemplación y oración, sustancias o rituales que consiguen modificar el estado de conciencia e incluso alguna enfermedad  de tipo mental. Algún día me gustaría analizar o plantear si realmente no estaremos metiendo todo lo que no comprendemos en el saco de enfermedad mental, pero eso será en otra ocasión.

El caso es que si analizamos todos los casos, veremos que tienen en común  que los fenómenos se producen en lo que se ha dado en llamar estado alterado de conciencia.

El caso es que no sabemos exactamente en que consiste eso que llamamos estado alterado de conciencia, pero una posibilidad viable podría ser un estado mental en el que a través de nuestra consciencia seamos capaces de desligarnos de la materia y hacer vibrar la energía que nos conforma en una frecuencia distinta, más elevada.

Sabemos que de esta forma estaríamos modificando las características de esa energía.

 
¿Y si analizamos los casos de apariciones en lugares determinados desde esa modificación de las condiciones electromagnéticas?.

Si tenemos en cuenta además la posibilidad de interactuar de alguna forma con universos paralelos, podríamos sacar algunas conclusiones, a saber:

Realmente la separación entre esos distintos universos, según la teoría actual, no estaría en distintos espacios, ya que esos universos estarían enrollados de alguna forma.

Como si hubiese muchos mundos pero todos en el mismo espacio. Están separados de alguna forma, pero no con el tipo de separación que podemos comprender desde una realidad donde toda separación es producto del espacio y del tiempo.

Tal vez un buen ejemplo sea la pantalla de la televisión o una emisora de radio.

Realmente en el mismo espacio pueden existir realidades distintas según sintonices el dial, esa sintonización es la verdadera barrera entre universos distintos. Imagina que por un momento deja de existir esa barrera de separación y comenzaras a ver varias emisoras superpuestas al mismo tiempo. ¿Podría ocurrir algo así cuando deja de existir una observación que separe esos mundos?.

Sin embargo si te llevas mucho tiempo concentrado en una de las emisoras en concreto porque retransmiten un partido de fútbol por ejemplo, no prestas atención al resto y terminas viendo solo la que te interesa. Sin embargo el resto sigue estando ahí y aparece de uno u otro modo.

¿Y si esas circunstancias de orden electromagnético estuviesen interfiriendo de algún modo en la programación de este universo?

¿Y si lo que ocurre en esos sitios es que estamos encendiendo una pantalla en un universo paralelo o una ventana a otro tiempo?, al fin y al cabo todo estaría sucediendo en el mismo espacio.

En ese caso, las supuestas apariciones fantasmales que bajan una escalera  a una hora determinada pero no interactúa con nadie, no sería otra cosa que la imagen de una persona real en un tiempo distinto o en un universo paralelo. Y desde luego estas apariciones no sería más fantasma que nosotros mismos, imagino de hecho que de poder vernos ellos a nosotros, es exactamente eso lo que pensaría que somos.

¿Podríamos igualmente analizar  la bilocación y otras manifestaciones místicas?

Creo que sí, pero eso será en otra ocasión.