Me siento hoy ante las teclas de mi portátil
para intentar responder a una preocupación cada vez más extendida.
Cada vez con mayor frecuencia escucho a gente
que busca fórmulas para protegerse de los llamados vampiros energéticos. El
término está tan extendido en la actualidad que supongo que conocéis sus
connotaciones, pero por si acaso no fuese así, aclararé que se trata de esas
personas con las que interactuamos y que nos descargan de energía haciendo que
nos sintamos cansados y enfermos. Personas que posiblemente constituyen en si
mismas el fundamento de mitos como el vampiro o los zombis.
No hace mucho una amiga me pedía consejo al
respecto. Esto me preocupa, en primer lugar porque creo que no deja de ser
síntoma de una humanidad que vive con miedo, y en segundo lugar, porque ese
miedo es tierra de cultivo que propicia una actitud de defensa que no conduce a
otra cosa más que a la más absoluta desconexión.
El imaginario popular ofrece multitud de
fórmulas que vienen a dar respuesta a esta inquietud: Ponte este amuleto,
cúbrete mentalmente con una pirámide, haz este o aquel gesto. Todas ellas
tienen algo en común, son fáciles y rápidas y como esta sociedad que vivimos
parece que, cada vez más, solo acepta y atiende a las respuestas inmediatas y
sin esfuerzo, es fácil convencer a la mayoría que en alguna de esas fórmulas
está la solución.
No entraré a discutir el fundamento mismo de
estos métodos, no seré yo quien discuta el poder de una creencia en un universo
mental. Sin embargo si quiero llamar la atención sobre un hecho cierto, en el
supuesto de que, mientras podamos mantener la imagen de una pirámide a nuestro
alrededor, estuviésemos a salvo ¿cuánto tiempo podemos permanecer aislados? Por
otro lado, si nos involucramos de lleno con la intención de protegernos, cuando
no podamos hacerlo, porque no podemos permanecer por siempre aislados, ¿no
seremos más vulnerables al mismo miedo que provocó la necesidad de protegernos?
Lo que digo es que nuestra realidad se crea a
base de propósitos e intenciones, y que el mismo hecho de querer protegernos
nos mete de cabeza en la intención equivocada.
Así que espero que no os dejéis convencer por
cantos de sirena, no servirían para otra cosa más que para confundiros más aun.
En realidad solo existe una forma de estar a
salvo del vampirismo energético y es ENTENDIENDO. Entendiendo como funcionan
las cosas, entendiendo por qué nos robamos energía y entendiendo la razón por
la que nos la dejamos arrebatar.
Debemos comprender que al igual que nuestro
cuerpo para sobrevivir necesita alimentarse y para ello dispone de lo que
llamamos instinto de supervivencia, también nuestro cuerpo energético necesita
alimentarse y dispone de un instinto similar.
A un niño o a un animal pequeño no necesitas
enseñarle que debe intentar alimentarse. A lo largo de su vida le enseñaremos a
hacerlo de forma adecuada, pero sin necesidad de aprendizaje alguno, llorará o
buscará algo que succionar.
Como decía antes también nuestro cuerpo
energético tiene necesidades y busca satisfacerlas, solo que estamos tan
desconectados de nuestra energía que pocas veces somos conscientes de sus
actos.
Lo primero que debemos entender es qué es y
cómo funciona ese cuerpo energético. Se trata en definitiva de energía, energía
consciente (que posiblemente sea la naturaleza de toda energía).
Solo existe un tipo de energía, la multitud de
formas de energía que conocemos no son más que distintos estados a los que se
llega sometiendo esa energía a distinta frecuencia de vibración. La energía
sometida a distintas frecuencia vibracionales adquirirá distintas propiedades
que fluctuarán desde la más alta y sutil energía luminosa, hasta la más opaca y
densa materia. En realidad todo nuestro mundo es solo una cuestión de
frecuencia vibracional de la energía.
Llegados a este punto, para entender cómo
funciona nuestro cuerpo energético, debemos comprender la ley de resonancia.
Esta ley es la que explica que si en una
habitación tenemos una serie de instrumentos que afinamos en distintas
frecuencias, al hacer sonar uno de ellos, el resto de instrumentos afinados en
la misma frecuencia vibrarán sin necesidad de que nadie los toque, sin embargo
no lo harán aquellos que estén afinados en una frecuencia distinta.
Esto es de suma importancia, pues es el
fundamento de todo movimiento energético y la base para entender lo que ocurre
y cómo hacer para evitar efectos indeseables.
Jesús dijo que quien estuviera con él no
sentiría sed jamás, que él mismo se convertiría en una fuente inagotable para
los demás. ¿A qué se refería Jesús con esto? En realidad él intentaba decirnos
que si le escuchábamos y seguíamos su ejemplo y consejos, nuestra vibración
estaría afinada con la del universo, y que entonces no necesitaríamos robar
energía, tendríamos toda la que necesitáramos siempre.
Os muestro algunos ejemplos.
La misma conversación con la samaritana donde pronuncio las palabras a las
que me he referido eran un claro ejemplo.
...“Si conocieras el don de Dios, y quién
es el que te dice -dame de beber-; tú le pedirías y él te daría agua viva”. La
mujer le pide “Señor, dame esa agua, para que
no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla” y él le dice -llama a tu marido y ven acá-.Respondió la mujer y dijo -no tengo marido- y Jesús le dijo
-bien has dicho -no tengo marido-, porque
cinco maridos has tenido y el que ahora tienes no es tu marido, en esto has
dicho con verdad.
¿Por qué traigo a colación este pasaje?, pues
porque donde la iglesia ha visto durante siglos una reprimenda moral, yo veo un
claro ejemplo ayuda a una mujer que no conservaba ninguna relación porque posiblemente
se trataba de una vampira energética.
Os muestro algunos ejemplos más de sus
enseñanzas para que pudiésemos mantenernos conectados.
"No te preocupes por mañana, a cada día le
sobra su afán".
"Ten fe en que lo que quieres sin duda se
ha de cumplir, que tu corazón no albergue dudas y si dices a esta montaña
quítate de aquí y échate al mar, lo hará".
"No temas, porque lo verdaderamente
importante no te lo puede quitar nadie".
"Tomad ejemplo de mí que soy manso".
"No juzguéis para no ser
juzgados"....
Pero ¿por qué insistía Jesús en todo esto? Nos
empeñamos en pensar que nos estaba imponiendo normas cuando lo que posiblemente
estaba haciendo era ofrecernos recursos y soluciones.
Aquí es donde hay que explicar cómo funciona la
energía de la que estamos compuestos y de la que dependemos.
Del mismo modo que ocurre con los instrumentos,
también nosotros podemos tomar la energía que vibra en la misma frecuencia que
nosotros. Ya aclaré anteriormente, que si nuestra vibración es muy alta y en
nosotros no existe miedo, rencor, duda, preocupación o cualquiera de esas
emociones que nos bajan la frecuencia, tendremos toda la energía que
necesitemos, incluso nos podremos permitir el lujo de regalar un poco a quienes
nos rodean.
Ahí es donde deberíamos intentar permanecer.
Pero la mayoría de la gente se preocupa por el futuro y sobre todo por el
pasado, tenemos miedo, dudas y otros sentimientos desestabilizadores. Así que
la mayor parte del tiempo permanecemos desconectados. Pero como una gran
cantidad de personas se encuentran en esta situación, lo habitual es que, a
través de las relaciones sociales, haya un intercambio de energía. En esta
franja es donde cuando alguien está bajo de energía y su vibración es también
baja por cualquiera de los sentimientos descritos anteriormente, necesitará
bajar la energía de su interlocutor para poder robársela, entonces le hará
sentir culpable, le insultará o le contará (siempre por tu bien, claro está),
que tenga cuidado porque puede perder su relación, que no se fíe de fulanita o de
menganito porque habla a sus espaldas..., en definitiva intentará que sienta
miedo.
Cualquiera de los sentimientos anteriores nos
desconecta de la energía universal y baja nuestra frecuencia vibratoria. De
este modo estará colocándonos justo en su nivel de vibración para poder
alimentarse de nosotros, bueno pues ya podemos acostarnos porque seguro que nos
deja para el arrastre.
Por último, hay una franja de personas tan
desconectadas que ni siquiera puede alimentarse de esta energía, son los
psicópatas y la gente realmente malvada, esos individuos necesitan alimentarse
de la energía que provoca el pánico y el dolor ya que cualquier otra energía no
está a su alcance.
Sé que esto es extenso y requiere de mucha
meditación para llevarlo a cabo, pero entenderlo es la única forma en la que
realmente podremos equilibrar nuestras vidas.
Ninguna forma de protegernos dará nunca
resultado, porque al intentar hacerlo nuestra mente está concentrada en el
miedo a perder esa energía y ese mismo sentimiento de miedo será el que baje tu
vibración al nivel de poder ser robada por cualquiera.
Es como cuando tememos enfermar. Por eso se ha
dicho, de una u otra forma, en multitud de creencias y opciones filosóficas “el
universo no comprende la negación”, si piensas -no quiero enfermar-, él
traducirá -enfermar-. Simplemente estaríamos dibujando una imagen mental y esta
sería la de la enfermedad.
Decía Teresa de Calcuta “no me invitéis a una marcha en contra de la
guerra, no iré”, “invítenme ustedes a una marcha por la paz”.
Así que después de todo lo dicho, espero que hayáis comprendido que si
queremos estar a salvo y que nadie pueda robarnos la energía, deberemos
enfrentarnos a la muerte en nuestra propia mente y superar el miedo. Debemos
ser confiados, saber que todo está en su sitio, que lo que traducimos como malo
no es tal, es solo una parte del puzzle a la que no encontramos sentido porque
no podemos ver mas que una esquina del rompecabezas. Solo viendo el puzzle
completo podremos comprender que esa hoja o esa rama que no sabíamos donde
encajaba tenía su lugar, pero para eso tendremos que esperar, tal vez a estar
suficientemente arriba como para poder contemplar el puzzle en su totalidad.
Mientras tanto, vive sin miedos, confiado/a,
con amor y paz. Olvida todo lo malo, no recuerdes el pasado ni temas al futuro,
perdónalo todo y no hagas planes y el cielo se ocupará de alimentarte y darte
suficiente para que tú incluso puedas regalar.