Hola de nuevo a todos.
Comentaba mi amigo Carlos
en la entrada anterior que solo me
faltaba dar alguna indicación de como superar el ego.
El tema me ha hecho reflexionar, en primer lugar sobre el
hecho de que para dar una fórmula debía haberme funcionado y para ello debía yo
anunciaros ahora mismo "amigos he superado el ego", claro que si lo
hiciera tal vez estaría admitiendo implícitamente mi incapacidad para tal
tarea.
Como digo, pensando (que por otro lado es una forma más
de no poder superar el ego) he llegado a la conclusión de que, si acaso algo
útil podía hacer a este respecto, era intentar identificar algunas de las
muchas apariencias más o menos sutiles de esta sombra que nos acompaña y que
usurpa nuestro ser siembre que encuentra ocasión.
Este sería pues sin duda el primer escollo, hay tantas
oportunidades y posibilidades de distracción en este mundo que vivimos y
transitamos, que resulta tarea harto complicada permanecer alerta. La mente,
portadora de ese parásito al que denominamos ego, está presta a actuar en
cualquier momento y aprovecha cualquier oportunidad que le ofrece la miríada de
estímulos exteriores, para adormecer los sentidos y coger las riendas de
nuestro disco duro.
Por poner un ejemplo que en estos momentos tal vez nos
sea de más fácil comprensión, al tiempo que me permito hacer un pequeño guiño
al amigo Carlos , podríamos decir que
en este baile interactivo, la mente es el pirata informático y el ego el virus.
El pirata aprovechará cualquier programa, enlace, correo o dispositivo externo
para introducir en nuestro sistema ese virus, disfrazado de mil programitas
distintos. Este irá actuando en nuestros archivos y disco duro sin que nosotros
podamos detectarlo hasta que haya provocado un buen desaguisado en nuestro sistema.
En ocasiones, semejante estropicio no podrá enmendarse sin un formateo completo
del equipo.
¿Qué hacer entonces? Mi marido, que es informático, siempre me recomienda que no instale
programas gratuitos, que lea todo bien y que no abra correos cuya procedencia
ignoro. En definitiva, que limite este tipo de trasteo a un uso práctico y
comedido de los recursos, sin dejarme seducir por los miles de estímulos
diarios que pretenden venderme otras tantas necesidades ficticias, junto a las
herramientas que darán satisfacción a las mismas. Me advierte de continuo que
estas pequeñas aplicaciones aprovecharán la ocasión para inocularme de forma
silenciosa esos pequeños programas perniciosos que irán socavando poco a poco
mis recursos.
Atendiendo estos sabios consejos quizás podamos encontrar
algunas claves para, primero identificar convenientemente esos virus ególatras
y luego neutralizarlos convenientemente.
Debiéramos empezar por simplificar de forma sustancial
nuestra pisque a fin de identificar los pocos programas necesarios que vayamos
usando en nuestro cotidiano deambular por este incierto mundo.
Todos somos conscientes de que cuando nuestro interés en
este mundo pasa única y exclusivamente por medrar en nuestros intereses y
caprichos estamos instalados claramente en uno de esos programas de ego. Más
este tipo es de fácil identificación, pues aparece comercializado directamente
con el logo de la calavera en su icono de instalación.
Sin embargo no todos esos virus son tan obvios, veamos
por ejemplo uno de ellos, de común uso e instalación, pero de mucho más difícil
identificación. Me refiero a ese que se instala junto con los programas
solidarios. Sí, efectivamente, estos programas cuya bondad no pondríamos en
duda, vienen, en multitud de ocasiones, acompañados de un avieso virus que
actúa sibilinamente pero que cuando venimos a darnos cuenta nos ha instalado un
programa de ego tan eficaz y pernicioso como el del primer caso analizado. Hay
que estar muy atento a las señales pues
estos programas empiezan sugiriendo
y luego exigiendo algún tipo de compensación por cada acción desarrollada por
el programa solidario principal. No tiene porque ser una compensación
económica, este tipo sería quizás demasiado obvio y fácil de detectar, se puede
disfrazar sin embargo de exigencia de agradecimiento o incluso de expectativa
de reacción o efecto transformador en la persona objeto de alguna de las
acciones puesta en marcha por el programa solidario.
Además, conforme vayamos cogiendo destreza en nuestro
conocimiento del sistema que usamos, los piratas que, no olvidemos, en nuestro
caso hemos instalado directamente en el salón de nuestra casa con acceso
directo a todos nuestros equipos, irán desarrollando nuevos virus cada vez más
eficaces, sutiles y difíciles de detectar. No podemos obviar que están usando
los recursos de nuestro propio aprendizaje para su desarrollo.
Así, podemos
llegar a un curioso bucle donde, podría darse el caso de que hayamos podido
controlar los programas de ego más burdos y posteriormente hayamos desinstalado
poco a poco todos aquellos disfrazados de programas de agradecimiento o
transformación de vidas ajenas, y cuando lleguemos al convencimiento de que lo
único que realmente queremos y necesitamos es SER conscientes para trascender a
la ilusión del pensamiento, nos encontremos con una nueva generación de virus.
Esta resulta quizás la más sutil, pues hasta sus efectos
son de difícil detección, sin embargo son muy peligrosos pues no te permitirán
acceder a tu sistema operativo. Con esta nueva generación de virus, te pasarás
horas, días, meses e incluso años intentando acceder a tu sistema con la sola
intención de conectarlo, para descubrir que cuanto más lo intentas menos
responde.
Llegados a este punto solo hay algo que puede desbloquear
el sistema, desconectarlo y volverlo a conectar en modo prueba.
Solo llegando a
entender que todo cuanto nos rodea no son más que invenciones de nuestra
propia mente dirigidas a engañarnos,
convenciéndonos de que se trata de necesidades reales para, de esta forma,
vendernos a posteriori cualquiera de los virus solucionadores, podremos empezar
a actuar en consecuencia.
¿Cómo? Formateando el equipo y dejando una conexión
abierta, pero sin programa alguno que lo traduzca, se trata de escuchar los
impulsos que llegan cuando no hay instalado ningún programa de expectativas, de
miedos ni de rencores. Nada más
arrancar, debemos instalar el sistema
operativo del amor puro (no temáis, este es un programa de lo más seguro),
luego lo conectamos a la nube para que nuestro equipo esté disponible y pueda
ser usado desde ella sin restricción alguna.
Solo hay una cosa que pueda decir para, tal vez, dar luz a este dilema.
Si perseguimos iluminar nuestro SER debemos entender que
la luz es como una mariposa, si corres tras ella siempre volará un palmo por
delante tuya. Párate, no corras en pos de nada, solo escucha y ve allí donde te
indique esa conexión que instala su altavoz en el corazón, lee las
instrucciones y síguelas, luego cierra todos los archivos y deja de nuevo libre
la conexión. Solo así, en silencio, la mariposa tal vez se pose en tu hombro.